Técnicas de asalto
LA NEGOCIACIÓN Y LA CONQUISTA POR SORPRESA |
Tomar una plaza fuerte, ya fuera una ciudad amurallada o un castillo, resultaba una labor muy difícil. Por lo general, en un primer momento se buscaba una rendición negociada, que resultaba bastante frecuente, especialmente cuando los defensores estaban en franca minoría o no tenían la esperanza de recibir ayuda. Después de ser atacada la fortaleza o iniciado un largo asedio, la negociación se intentaba de nuevo repetidamente, no olvidemos que el asedio era algo a evitar, porque resultaba muy caro y requería de enormes recursos militares y mucho tiempo.
Si la negociación no funcionaba se iniciaban las operaciones militares, que en las partidas del rey se dividían en conquista "a furto", "a fuerza" y "por cerco".
La conquista "a furto" hacía referencia a un golpe de mano, un ataque rápido y por sorpresa protagonizado por pocos hombres muy bien preparados -hoy hablaríamos de "tropa de élite"- que tenían poco tiempo para actuar, ayudados por la suerte, las condiciones ambientales propicias -niebla, lluvia, etc.- y la falta de previsión del defensor, lo que les posibilitaría hacerse con puntos claves de la fortaleza y permitir la entrada del enemigo. Un ejemplo cercano en este sentido fue la actividad de uno de los más legendarios guerreros medievales de la Reconquista peninsular, el portugués Geraldo Sempavor, que con sus mercenarios y aventureros tomó las más difíciles fortalezas y castillos en el Alentejo y Extremadura: suya fue la toma de Trujillo, Montánchez y Cáceres o ciudades portuguesas como Beja o Évora. Sus golpes de mano y por sorpresa eran legendarios como así lo mencionan los cronistas.
LA CONQUISTA POR LA FUERZA: EL ASALTO
Si el ataque por sorpresa no era posible en ese momento y las negociaciones no triunfaban se valoraba la posibilidad de un asalto a la fortaleza, es la conquista "a fuerza". Si era repelido o se consideraba demasiado costoso o arriesgado, comenzaba entonces el asedio y se impedía la salida del castillo. La conquista "a fuerza" implicaba siempre una superioridad total de las fuerzas atacantes, que sabían que en el asalto iban a tener un número elevado de muertos y heridos, ya que los defensores contarían con enormes ventajas. Las murallas y castillos suelen estar en posiciones más elevadas, con torres defensivas y las puertas y accesos estaban fuertemente defendidos. Lo normal es que los asaltos y la conquista a fuerza fracasaran, porque además los defensores estaban ya preparados de antemano: los fosos se habían limpiado y las murallas habían sido reforzadas, habiéndose talado los bosques cercanos para impedir la protección del enemigo.
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